Después de más de un mes de abandono intentaremos retomar el blog poco a poco. Para empezar, el cumplemés de Jacobo. Justo hoy está cumpliendo un mes más, así que se nos acumulan las entradas.
Los 16 meses los cumplió Jacobo en Bogotá. Todos sentimos que en el tiempo que pasamos allí Jacobo se volvió mucho más personita, y es que entre tantas visitas a los amigos, taxis, restaurantes, comidas extrañas, gente y más gente, perros, ruidos nuevos, etc., fueron muchos los estímulos que recibió.
En general se portó muy bien. Saludaba a todo el que se cruzaba en su camino, coqueteaba con sus ojitos todo el tiempo, se acostumbró a dormir en restaurantes, taxis y calles ruidosas, disfrutó a más no poder sus pocos, poquísimos, juguetes (al pobre sólo le llevamos un carrito, una pelota y su libro de instrumentos, pero al final resultaron ser suficientes), comió mejor que en Arenys y por suerte sólo estuvo un par de días malito, pero lo que sí pasó fue que se volvió un poco adicto al Ipad y sólo quería comer viendo Pocoyó o videos de Youtube y no podíamos dejarlo por ahí porque si lo veía lo quería coger. (Desde que volvimos a casa está en desintoxicación y no lo ha usado ni un solo día).
La relación con Camila también cambió. Comenzó a dejarse cargar mucho más y a jugar con ella muchísimo, sobre todo si hay recocha y desorden de por medio. La busca, le propone juegos y es mucho más cariñoso. Pero claro, hay veces que no quiere nada con su hermanita y comienza a dar unos alaridos impresionantes si ella intenta cogerlo o darle un juguete o ayudarlo a poner un video en el Ipad o incluso hablarle. Quien lo ve, con esa cara de santo:
El vocabulario no varió prácticamente nada. Podría decirse que la palabra del mes fue Ur (Yogurt). Pero no sólo se aprendió la palabra, sino que también descubrió que en todas las casas que visitaba había una habitación en la que había una caja enorme con puerta en la que los guardaban, así que por donde íbamos pasando buscaba la cocina, se paraba frente a la nevera y decía "Ur". Y en el 90% de las veces tuvo suerte.
Antes de irnos a Colombia las cosas iban mejorando en la guardería. No lloraba tanto y durante el día estaba más contento y juguetón. Había comenzado a comer con los más grandes sentado a la mesa y no en trona y participaba mucho más en los juegos. Pero claro, llegó el viaje y le rompimos totalmente las rutinas y pasó a estar con nosotros las 24 horas.
En fin, fue un mes intenso y divertido, marcado por el viaje a Colombia.