domingo, 31 de octubre de 2010

Superchicas

Los superpoderes se transmiten de generación en generación.



Camila estuvo feliz todo el día con su disfraz de Supermán, aunque eso sí, varias veces preguntó por qué no podría volar. Salimos a dar un paseo por el pueblo con Matilda, que iba de zanahoria, pero no había nadie más disfrazado. En la noche, sin embargo, justo antes de acostarse, timbraron unos niños. No cantaron "triqui triqui Halloween" sino que preguntaron "¿truco o trato?". Como no supimos qué contestar simplemente dijimos "chuches", y subieron cuatro niños disfrazados con máscaras de brujos y demonios. Camila estaba muerta de la emoción. Les dimos caramelos y ella se fue luego a la cama encantada con su nueva piyama (aunque sin la capa, claro).

viernes, 29 de octubre de 2010

Bolet petitó



Hoy celebraron la castanyada en el colegio de Camila y los de su curso representaron esta canción. Ella era "el bolet més petitó de tots"  y para nosotros, obviamente, el más bonito.

domingo, 24 de octubre de 2010

Colombianismos

Es probable que en unos años Camila hable casi sin colombianismos, pero ahora que nuestra influencia en su vocabulario todavía es significativa, dice unos cuantos que nos hacen mucha gracia.

Por ejemplo, de vez en cuando le gusta "hacer una lochita" y también darse una última cepillada en la lengua (o comerse una última fresa, o una última uva, o una última cualquier cosa): "la ñapa". Cuando le queda un poco de bebida en un vaso, lo llama "cuncho", y cuando defiende un juego que no le parece tan aburrido como a los papás, dice que "no es chimbo".

La mamá está sorprendida de que no se le haya pegado el "chévere", suponemos que el "chuli" y el "guay" estarán al caer.

martes, 19 de octubre de 2010

Treinta y cuatro meses



Ya faltan dos meses para que Camila cumpla tres años y ella está feliz con la idea. Cuando en la calle le hablan desconocidos, lo primero que se le ocurre decirles es "voy a cumplir tres años". Le decimos que todavía falta mucho tiempo, pero claro, como todos sus amiguitos ya los han cumplido, ella está ansiosa. El otro día incluso pidió que le compráramos las velas para el pastel.

Este mes ha sido el mes de la adaptación casi total al nuevo colegio, le gustan mucho su profesor Joan y también Rosa, la encargada del comedor, que le hace unas coletas muy simpáticas. Está comiendo mucho mejor y dice que lo pasa muy bien, aunque a veces dice que no quiere ir, algo normal. En estos días también ha aprendido a sacar la lengua, suponemos que lo ha estado practicando.

Este mes también hay que destacar la vuelta a las clases de natación, la llegada del otoño y los últimos días de playa, el casi abandono del cochecito, la visita de su "amigo Hernán", las tardes de juego con el tren nuevo, las aventuras de Camiloco y una autonomía cada vez mayor. Quiere vestirse sola, ponerse los zapatos sola, lavarse los dientes sola, etc. Algo que nos gusta mucho, pero claro, cuando vamos de afán y se quita los zapatos para volvérselos a poner ella solita, no nos gusta tanto tanto.

Las fotos quedan pendientes. Pero ya están casi listas las de los últimos tres meses.

domingo, 17 de octubre de 2010

Historias

A Camila le encantan las historias. Todos los días pide una, o dos, o tres, y la mamá disfruta muchísimo inventándoselas. Hay unas que tienen más éxito que otras, y varios días después Camila vuelve a pedirlas, como la de La flor de pétalos azules o la del Pajarito Pinplín, que ya son unos clásicos en esta casa, o como La tortuga y el burro o El caballo que sólo comía hierba, que son recientes.

Hoy, después de contarle una historia nueva, la mamá le pidió a Camila que se inventara una ella, y ésta fue, palabras más, palabras menos, la que le contó:

"Había una vez un hipopótamo y Camila le echó agua. El hipopótamo se puso triste porque no sabía nadar, pero llegaron un papá y una mamá y sus hijitos y le enseñaron a nadar."

sábado, 16 de octubre de 2010

Gambas thai



Ayer Camila pasó la tarde con la mamá y la Iaia en Barcelona. El plan no pudo terminar mejor: Camila pescando gambas en un restaurante tailandés del Born.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Camiloco II

Estos últimos días Camiloco no ha estado muy presente que digamos. Camila a veces dice que se ha soñado con él, o lo menciona cuando habla de los cocodrilos, o le echa la culpa de provocar accidentes con su tren nuevo, pero no mucho más. Sin embargo, hace un rato, justo antes de irse a la cama, dijo "Mamá, quiero que le prepares una salchicha a Camiloco". ¿Qué contestar? Le dijimos que se la haríamos más tarde, cuando ella estuviera dormida. Continuará...

Corazón encogido

Después de cuatro días de puente hoy Camila volvía al colegio. Iba animada, tranquila, pero al llegar a la puerta se puso a llorar y no quería soltarse de mamá. Desde la semana pasada hay que dejar a los pequeños en la puerta del edificio y ellos se van solitos a sus salones. Camila lo había hecho sin problema, pero esta mañana no quiso. "Solita no", decía, y al final la mamá tuvo que entregársela a una de las profesoras, que se la llevó en brazos llorando. Seguro se le habrá pasado al rato, y ahora debe estar jugando feliz, pero inevitablemente empezamos el día con el corazón encogido.

lunes, 11 de octubre de 2010

"Te voy a decir una cosa"



La etapa del lenguaje en la que está Camila es realmente maravillosa. Cada día dice cosas tan curiosas e ingeniosas que nos gustaría poder grabarlas todas. Sabemos que pronto dejará de decirlas y que seguramente las olvidaremos poco a poco, pero obviamente es imposible estar todo el día con la grabadora encendida a su lado.

Estos días Camila ha estado especialmente divertida. Sigue con sus preguntas de siempre, pero también se inventa historias y la oímos contándole cosas a sus muñecos. Aquí van unas cuantas de las frases recientes:

Camila hablando sola en la cama: "Había una vez una niña que se llamaba Camila, y sus papás tenían que escribir mucho, porque tenían que trabajar mucho".

Camila se pone los manguitos en la piscina y le pregunta a la Iaia: "Iaia, ¿tu también necesitas manguitos?"

Camila antes de acostarse: "Mamá, te voy a decir una cosa: hoy voy a dormir en la cama de papás. Mi papá me dijo que puedo dormir en la cama de papás" (no era cierto, claro).

Camila antes de salir a la calle: "Papá, yo me voy a cuidar" (anticipándose a la usual recomendación de su padre, que siempre le dice "te cuidas"). Y continúa: "Y tú muy juicioso. El pato se queda contigo". Y dirigiéndose al pato que ha dejado junto a la puerta: "Pato, hoy te quedas con mi papá, juicioso".

Los días que Camila pasa en casa evidentemente trabajamos mucho menos, pero son divertidísimos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Clientes satisfechos

El artículo tiene ya varios meses, pero anuncia un libro que no saldrá hasta el próximo año así que el tema sigue siendo de actualidad. Y el tema, al menos en este barrio, lleva siéndolo un buen tiempo. Uno conoce a su clientela.
El autor, Bryan Caplan, repasa los argumentos económicos que desaconsejan la paternidad (básicamente que, uno, las personas con hijos tienden a ser menos felices que las personas sin hijos y, dos, los hijos suelen ser costosos) y busca en la psicología (Pinker, Harris) argumentos para mostrar que la paternidad debería ser, puede ser, una actividad menos agobiante y más divertida.
En resumen: a largo plazo la influencia de los padres en el futuro de los hijos tiende a ser poco relevante, así que relájate y disfruta. Lo mejor que puedes dejarle a tus hijos es un buen recuerdo.
Todo eso es un poco tópico, al menos aquí, en el barrio, tópico incendiario incluso, pero tópico. Sin embargo, en medio del artículo, Caplan señala dos aspectos de la paternidad de los que se habla bastante menos:
(i) que en vista de que en términos de disminución de la felicidad el primer hijo es el que hace todo el daño, el segundo hijo prácticamente sale gratis:
A closer look at the General Social Survey also reveals that child No. 1 does almost all the damage. Otherwise identical people with one child instead of none are 5.6 percentage points less likely to be very happy. Beyond that, additional children are almost a happiness free lunch. Each child after the first reduces your probability of being very happy by a mere .6 percentage point.

(ii) que los expertos en hedónica no se han ocupado del impacto de los hijos en la vida de los padres en términos de satisfacción del consumidor:
If you want to know whether consumers are getting a good deal, it's worth asking, "If you had to do it over again, would you make the same decision?" The only high-quality study of parents' satisfaction dates back to a nation-wide survey of about 1,400 parents by the Research Analysis Corp. in 1976, but its results were stark: When asked, "If you had it to do over again, would you or would you not have children?" 91% of parents said yes, and only 7% expressed buyer's remorse.

Si la paternidad puede ser divertida y los padres son por lo general clientes satisfechos, la conclusión «científica» se impone: ¡cómprate otro!
Once parents stop overcharging themselves for every child, the next logical step is straight out of Econ 101: Buy more. When you raise your children the easy way, another child is more likely to pass the cost-benefit test. This doesn't mean you should copy the Duggars with their 19 children; when prices fall, Econ 101 says "Buy more," not "Buy dozens."

Nota: Esta entrada apareció originalmente en el otro blog de la casa,
Mi pequeña lavandería.

sábado, 2 de octubre de 2010

Impétigo

Impétigo, ese es el nombre de un brote que le salió esta semana a Camila alrededor de la nariz. Nunca lo habíamos escuchado, pero el nombre es curioso y a Camila le encanta. Cuando la gente le pregunta cómo está, dice perfectamente "tengo Im-pé-ti-go, pero ya se me está pasando". Y es que parece que después de unos días de tratamiento, el brote está remitiendo.

Ya había terminado la entrada pero no pude evitar editarla. Camila está en su cama, jugando y hablando (lleva ahí media hora) y la oigo decir: "Im-pé-ti-go sí, la-la-lá sí".

viernes, 1 de octubre de 2010

Cocinerita: actualización

Viernes, 8:00 de la mañana, Camila se acaba de despertar y tenemos 1 hora para llegar al colegio. Llega a la sala, se acomoda en el sofá y dice: "Quiero ver al cocinero". Le explicamos que no se puede, que Arguiñano sólo sale en las noches, que tenemos que darnos prisa para no llegar tarde al cole... Luego vamos a la cocina a alistar el desayuno y dice "Quiero cocinar". La mamá le dice que es muy tarde, que no tenemos tiempo, que si quiere, preparamos el desayuno. Pero dice que no, que quiere "cocinar pollo y galletas".

Ya nos ha pasado que en la mañana, cuando vamos con el tiempo justo, pida ver una película, o pintar, o jugar con los legos, pero nunca nos había pasado que quisiera ponerse a cocinar. Al final simplemente se preparó su cereal y desayunó tranquila, y, como casi siempre, salimos corriendo para el colegio a las 8:50.

Algo nos inventaremos esta tarde...