martes, 22 de mayo de 2007

Lecturas maternolácteas

Un fragmento de la novela que anda leyendo la mamá:

Dios mío, si esto es la vida conyugal a secas, qué tal agregarle un hijo. Una cosa cauchuda llena de sangre y líquidos, que llora desde el momento de nacer, que nace con los puños apretados para hacer más difícil la cuenta de los dedos, con la piel arrugada, amoratada, que hay que lamer para dejarla limpia. Un hijo. que nos mira, que nos juzga, que gatea, que se arrastra, que va dejando un rastro pegajoso, una estela de baba y de pipí, de popó, de vómitos de leche, de cosas tibias, resbalosas.
...
Mi amor, yo comprendo que las mujeres quieran tener hijos: dar vida nueva, reproducir la especie, amamantar, tejer, lavar pañales. Pero un hijo es el fin de la libertad. Un guardián. Un ancla. Un carcelero.


Una cena para dos (en esta casa) para el que identifique la obra.

5 comentarios:

Rastignac dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rastignac dijo...

Me olvidaba, con Gabriela leimos El bebé de Marie Darrieussecq. A mi me pareció un libro bonito. Siempre está hablando de su experiencia materna. Es una típica obra maternoláctea. Recomendado.

Anónimo dijo...

Ya hay un ganador, en Bogotá. Preciso se había leído la novela la semana pasada, así que lo tuvo fácil. Él mismo quitó la respuesta para darle opción a otras personas. Eso sí, la cena para dos ya es suya.

Anónimo dijo...

Jajajaja,

Es de Antonio Caballero. Sin remedio, por supuesto.

Anónimo dijo...

Google hace maravillas... jeje.