Lo primero que hizo que la mamá sintiera que había empezado a «parecer» embarazada (y no sólo a estarlo) fue el hecho de que le ofrecieran el asiento en el metro.
De eso hace ya unos meses.
Ayer, sin embargo, descubrió que el civismo tiene horarios. Ahora no hay duda de que está embarazada, pero un lunes a las ocho de la mañana, nadie parecía querer darse cuenta.
Los martes, por suerte, la cosa cambia.
martes, 18 de septiembre de 2007
El civismo y los lunes
Etiquetas: ocurrencias y lugares comunes
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