sábado, 22 de marzo de 2008

Noticias varias

1. Sana que sana.
Primero, lo más importante: la crema ha funcionado perfectamente y las orejitas vuelven a estar muy bien.

2. Ruta 666.
Ayer tuvimos un episodio de película de terror con Camila llorando en el coche de camino al aeropuerto.
Nos gustaría decir que el llanto se debía a que estaba triste por la partida de la madrina, pero no había duda de que era hambre. El problema fue que estaba tan ansiosa que no podía comer. Al final, cuando los papás ya estaban ellos mismos al borde del llanto, se durmió: había quedado agotada.
La historia terminó bien, con Camila comiendo juiciosa en el parqueadero del aeropuerto. El regreso a casa fue plácido y la noche tranquilita, pero seguramente para los tres ha sido el momento más duro de estos meses.

3. Tiene truco.
La mamá ya había advertido que a Camila el ruido de la aspiradora parecía gustarle, pero esta semana hemos descubierto que también la calma cuando (creemos) no consigue dormirse. El consejo está en libros y en Internet, así que no es un descubrimiento original, pero damos fe de que es bastante efectivo.
Hemos pensado que una aspiradora portatil es un buen regalo para futuros padres, útil para todos.

3 comentarios:

Renée dijo...

Bueno!!! Tocará respirar hondo una y mil veces (ustedes y Camila), o bien, acostumbrarse a la estupenda música de fondo del ruido de la aspiradora... Saludos!!!

Anónimo dijo...

Personalmente creo que las batidoras funcionan mejor y como además tienen diferentes velocidades el niño o niña se acostumbra menos rápdo al aparato. Tal vez consume más energía que una aspiradora portátil pero a largo plazo puede resultar más útil cuando a los 2 años se calme más haciendo y comiendo un pastel de chocolate que con unna mesa limpia.

Anónimo dijo...

Buen consejo el del tío. Además descubrimos que la batería de la aspiradora portátil no dura más de 8 minutos, así que a veces puede apagarse en medio de un ataque de llanto, algo que no pasaría con una batidora. Y con los pasteles disfrutan todos.
Tenemos suerte de que nuestros hijos se conforman con ruidos baratos. Imagínense que les gustara el sonido del motor de una Harley Davidson.