El lunes pasado, mientras jugaban, la mamá le pegó a Camila en el ojo por accidente.
Es seguro que en estos primeros años la chiquita se va a pegar muchas veces, y se cortará, y se raspará y le saldrán morados... pero a la mamá le dio mucha penita ser ella la causante de su tercera herida de guerra.
Y, bueno, como se imaginarán, el papá estuvo muy preocupado por el alcance de la lesión y llegó a proponer ir al hospital.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Heridas de guerra III: fuego amigo
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