Hoy por fin Camila se quedó feliz y tranquila en la piscina. Últimamente había llorado bastante e incluso habíamos pensado desistir y esperar un tiempo para retomar las clases si la cosa no cambiaba, pues la idea no era hacerla sufrir, pero por suerte hoy todo salió de maravilla. Antes de entrar, a la iaia se le ocurrió darle un tiburón para que lo llevara a la piscina y se lo mostrara al profesor, y la idea resultó magnífica. El tiburón fue la sensación y Camila estuvo feliz mostrándoselo a todo el mundo, empezando por la señora de la recepción. Entró tranquila, no soltó ni una sola lágrima durante los 45 minutos que duró la clase, nadó sola (con manguitos, claro), jugó con sus nuevos amiguitos y salió muy muy contenta. Por si acaso, el tiburón volverá con nosotros el próximo martes.
jueves, 4 de febrero de 2010
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