El domingo pasado a Camila se le cayó su primer diente, pero fue justo cuando estaba cenando y no se dio cuenta, así que se lo comió.
Se puso muy feliz, pues llevaba una semana moviéndosele y ya tenía ganas de que se le cayera, y le pareció divertidísimo habérselo tragado. Le escribió al Ratón Pérez una carta explicándole
que no se lo podía dar y se la dejó debajo de la almohada.
1 comentario:
¿Qué? ¿Cómo? ¿Ya? ¡Ay!
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