viernes, 25 de julio de 2014

Fútbol

Camila siempre nos ha acompañado a ver alguno que otro partido de fútbol en la tele, y en el mundial del 2010 algo se enteró, pero este mundial sí se involucró bastante, se vio varios partidos y aprendió de fútbol como nunca. Pasamos muy buenos ratos juntos, opinando sobre las jugadas, resolviendo sus miles de preguntas, riéndonos de las ocurrencias del comentarista colombiano que participaba en algunas narraciones o sufriendo con las tandas de penaltis. En cada partido nos preguntaba nosotros por quién íbamos y ella luego decidía por quién ir y daba sus motivos.  En algunas ocasiones resultó muy acertada con sus pronósticos de quién metería gol o quién ganaría, y estaba sorprendida con sus "poderes".

Sus equipos favoritos eran Colombia y España, evidentemente, pero había otros que también le gustaban:  México (por los amigos mexicanos y la comida mexicana, que le encanta), Bélgica (por los primitos de Bélgica), Francia (por los primitos de Francia), Brasil (porque la Iaia fue a Brasil, aunque luego dejó de gustarle), y Alemania (porque la mamá trabaja con alemanes).   Podemos decir que es una hincha bastante tranquila y mesurada, como los papás, e incluso alguna  vez que al papá se le escapó alguna exclamación como "Mierda",  le decía: "papá,  es sólo un juego".

En cuanto a Jacobo, pues no se enteró mucho: nos acompañó a ver algunos partidos jugando por ahí a nuestro alrededor (sin que le prestáramos mucha atención, pobre), nos saboteó algunos buenos momentos con sus despertares nocturnos, aplaudió en otros contagiado por la emoción, y lloró de susto cuando gritamos al celebrar algún gol de Colombia. En cuatro años seguro vivirá el mundial de otra manera, cuando Colombia gane el mundial de Rusia.






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