viernes, 25 de julio de 2014

Jacobo: 11 meses

Cada vez los cambios son más notorios.  Este último mes Jacobo aprendió varias cosas. Una de las más importantes es que ya sabe decir adiós con la manita. Al comienzo lo hacía un poco con efecto retardado, pues movía la mano un minuto después de que la gente se despidiera, cuando ya no lo veían, pero ahora lo hace muy bien, y saluda a los coches que pasan, a las motos, a desconocidos en la calle, a las gaviotas...

Otra cosa que aprendió fue a hacer solitos, sobre todo en la arena o en el césped (lo que nos hace pensar que está próximo a soltarse a caminar) Se sigue trepando a todo lo que se puede trepar, usando de caminador todo lo que se desplace y le fascina que uno lo ayude a avanzar cogiéndolo de las manos. Pero por otro lado lleva varios días en los que prefiere sobre todo estar en brazos y se pone a llorar si uno lo pone en el suelo (lo que nos hace pensar que así no aprenderá a caminar nunca), pero suponemos que es una etapa de mamitis y consentimiento exacerbada.

También aprendió a hacer "guau guau", y lo hace cada vez que oye al perro de los vecinos ladrar o cuando ve a algún perro en la calle,  aunque también lo hace cuando ve alguna paloma caminando o un gato, así que todavía le falta perfeccionar un poco la categoría de "perro".

Este último mes también ha confirmado su locura por el agua.  Cuando vamos al mar se  vuelve loco y prácticamente hay que quitarle el pañal entre llantos pues por él se metería tal cual al agua.  Se acerca a la orilla y se gira, como si fuera a bajarse de una cama,  y se va aproximando al agua sin ningún temor. Y cuando nos metemos del todo con él no para de agitar las manos de felicidad. Pero la presencia del mar en su vida no ha hecho que menosprecie su bañerita, que sigue disfrutando muchísimo. A veces también termina repitiendo baño con los papás,  pues si ve que alguien se está bañando pide insistentemente entrar a la ducha.

Otro aprendizaje fundamental del mes: tirar cosas al suelo. Le encanta jugar a que los demás le recojan las cosas para  volver a tirarlas. A la Tata la hace agachar veinte veces al día. La reta, coge el objeto en cuestión, estira el brazo y sin soltarle la mirada, chan, lo deja caer al suelo.  A veces no es sólo en juego,  cuando está bravo es mejor no dejarle nada en las manos, pues todo termina volando. Y es que está sacando bastante carácter,  como se suele decir.  Protesta, lanza cosas, pellizca... Camila, la pobre, a veces se lleva unos cuantos golpes o tirones de pelo que la hacen llorar, y entonces él se pone a llorar también. A ver si esa empatía lo ayuda a controlar sus reacciones de furia.

Ya le están saliendo los dientes de arriba y ya come prácticamente de todo. Le dice Papá a Papá,  pero también le dice Papá a todo el mundo,  así que todavía no podemos decir que sea su primera palabra. Ya "pinta" y ya hace travesuras: por ejemplo coge uno de los libros que sabe que no son suyos y se muere de la risa si uno se lo quita y lo regaña. Lo alejamos de ahí y de inmediato vuelve gateando a toda velocidad a donde están los libros prohibidos entre carcajadas.  Quién lo ve con esa cara de santo:


Y de "yo no fui"



Y de "subirme a sofá no es peligroso".


1 comentario:

Ángela Margoth dijo...

Y con la descripción de cómo le gusta el mar ya lo imagino largo y bronceado, desde muy chico, nadando y hasta haciendo surf! Ya nos veo a todos en Acapulco disfrutando las olas! ¿Se animan?