jueves, 19 de febrero de 2015

Cosas bonitas

El otro día me di cuenta de que tenía 31 entradas en la carpeta de borradores.  Me pareció rarísimo, pues nunca me había fijado,  y decidí echarles un vistazo.

Casi todos los borradores resultaron ser entradas sin título ni contenido o versiones de entradas que luego se publicaron (al confirmar si sí aparecían en el blog terminé leyendo cosas de hace 3, 4 o 5 años que había olvidado completamente, como lo de la mordedura de león, la Camila más maternal,  o la historia de la salchicha para Camiloco,  y quedé absolutamente encantada de revivir esos momentos).

Pero también encontré un par de entradas que comenzamos y nunca terminamos.  Hubo una que me pareció especialmente conmovedora y que no recuerdo por qué no publiqué. Se llamaba "Cosas bonitas",  y la redacté el 31 de diciembre de 2012, cuando tenía casi dos meses de embarazo. Ahora que ha pasado el tiempo me parece irresistible publicarla tal como la dejé en el tintero:


Cosas bonitas 
Camila le cuenta a todo el mundo: "mi mamá tiene un bebé en la panza", y cuida a la mamá más que nunca.  Le dice que no corra, se preocupa por qué puede comer y qué no,  le advierte que no la cargue...  Y también la consiente especialmente y todo el tiempo dice frases como "Tú mandas porque tienes un bebé en la panza", o "puedes pedir lo que quieras porque tienes un bebé en la panza", y la mamá contenta. 
Camila tenía muchísimas ganas de tener un hermanito, y aunque hace unos meses comentó: "Quiero que sea al azar,  niño o niña, como un sobrecito de lego,  que uno no sabe qué va a salir",  desde que se lo contamos tiene clarísimo que quiere que sea una niña y que se llame Emma.  Y se la pasa imaginándose cómo será, y qué hará,  y cómo es ahora: "¿Ya se ríe?"  "¿Le gusta que comas picante?". 
Con lo ilusionada que estaba y con la experiencia que tiene con los amiguitos pequeños, estamos seguros de que será una hermana mayor estupenda. 

Y vaya si lo ha sido.


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