miércoles, 11 de febrero de 2015

Jacobo. 17 meses

Seguimos sin poder actualizarnos del todo, y la entrada sobre Colombia sigue pendiente, pero no queremos dejar pasar un mes más sin contar cómo fue el mes número 17 de Jacobo...


La primera mitad del mes estuvimos en Bucaramanga.  Jacobo estuvo muy feliz. Daba gritos de alegría cada vez que se daba cuenta de que íbamos a la piscina ("agua"), elegía por turnos acompañantes para sus paseos de exploración por Versalles, estaba encantado con los trayectos en taxi (saludaba y se despedía de los taxistas efusivamente y bailaba al son que le pusieran), comió paletas, carne oreada, tamal y arepas santandereanas, visitó a los conejitos del parque, jugó con los juguetes de Papá, se divirtió con las sábanas colgadas en la terraza de la Tata...




Pero lo más importante fue que pudo pasar mucho tiempo con los abuelitos.  Con la Tata ya había confianza, y la relación se reforzó, pero la novedad fue convivir con Totó y Clara. Aunque a veces se mostraba un poco esquivo, terminaron por hacerse bastante amigos. Es más, una de las palabras del mes sin duda fue Totó. No paraba de buscarlo y llamarlo con su boquita estirada: "Totó,  Totó".



Luego regresamos a Arenys y fue bonito ver cómo reconocía sus juguetes y sus espacios. Y a la Iaia y Javier, que lo esperaban ansiosos. El primer día estaba como loco recorriendo toda la casa sorprendiéndose con cada cosa que reconocía.


Y luego llegó la vuelta a la guardería, que ya nos imaginábamos que sería dura.  Volvió a llorar en las mañanas,  aunque se le pasa pronto y luego se divierte un montón, y Marta, la profesora, lo encontró mucho más grande y cariñoso y ágil después del mes y medio de vacaciones.   Y con la vuelta a la guardería,  y al frío, volvieron los mocos, las otitis y la tos. Inevitable.  Por suerte papá está en casa y puede cuidarlo cuando está malito y la Iaia y Javier también.

Desde que llegamos duerme en el cuarto con Camila, y aunque se sigue despertando varias veces en las noches, la hermanita ni se entera. La idea era que la lactancia se acababa apenas volviéramos,  pero después de tanto tiempo de barra libre en Colombia, el chiquito estaba demasiado enganchado y no fue tan fácil como pensábamos, así que vamos poco a poco.

Jacobo estuvo en Colombia justo a la misma edad que fuimos con Camila. No se acordará de nada, pero sin duda la experiencia del viaje lo influyó muchísimo y cuando vea las fotos disfrutará               imaginándose todo lo que vivió. 

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