Este último mes se pasó volando. Seguimos diciendo que Jacobo tiene año y medio, pero poco a poco se acerca a los dos.
De lo mejor del mes fue que Jacobo estuvo sano: aparte de unos cuantos mocos, no tuvo ni resfriados ni fiebres ni nada terminado en "itis", y eso lo hizo un mes tranquilo y feliz. Pudo ir todos los días a la guardería, y aunque sigue llorando cada mañana, le dura sólo unos cuantos segundos y luego se lo pasa de maravilla. A la salida está radiante, y quiere que Camila y la mamá se queden jugando con él en la clase. Les muestra sus juguetes favoritos, las fotos, la cocinita, los coches...
Porque le encantan los coches, ya sean pequeños, medianos o grandes. Cualquier cosa que tenga ruedas termina rodando, y cualquier cosa que sea medio circular se convierte en un timón. A veces pide que lo dejemos un rato en el puesto del piloto del coche de verdad: señala el timón y dice "Run run", y cuando lo subimos se pone dichoso a manejar.
Casi cada día nos sorprende con alguna palabra nueva, pronunciada a su manera, claro: "nana" (naranja), "nena" (magdalena), "Memo" (Elmo), "chucho" (sucio)...
Come muchísimo mejor, a veces solo, sobre todo el yogurt, aunque a veces elige quién es el afortunado que se lo dará y, por ejemplo, llama al papá y le entrega el vasito junto con una cuchara para que se siente a su lado a dárselo.
Ya sale como un grande a dar paseos por el pueblo caminando. Le encanta saltar en los charcos con botas de agua, y sin ellas, y recoger a la hermanita del colegio e ir con ella al parque.
El otro día aprendió a tirarse solo por el super tobogán y no podía creer tanta felicidad. Se tiró unas 20 veces seguidas sin dejar de reírse. Y es que Jacobo se ríe un montón, y nos hace reír un montón.
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