Después de regresar a la guardería por tres días, Camila volvió a coger algún virus que la ha tenido con fiebre, mocos y tos, así que hemos estado más bien refugiados en la casa. Aunque ella ha estado un poco apagadita, no ha sido un encierro aburrido, pues nos la hemos pasado jugando, leyendo y haciendo manualidades. La mamá ya es una experta haciendo a sus amiguitos en plastilina.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Guardería, virus y amiguitos
domingo, 20 de septiembre de 2009
viernes, 18 de septiembre de 2009
Veintiún meses
Este mes estuvo marcado por la entrada a la guardería, el destete, la mejora del sueño (para todos), los últimos días de playa, las primeras palabras escritas y la visita de Mateo, un amiguito con quien Camila hizo muy buenas migas, al igual que con sus papás, Pilar y Mauricio. Mateo es quizá el niño con el que Camila más ha interactuado, y es que fueron varios días en los que prácticamente lo adoptó como un hermanito.
En cuanto a las palabras, la chiquita se está soltando bastante. Hay unas que es difícil saber en qué momento comenzó a decirlas, pero otras casi que podríamos establecerlo con fecha y hora. Las palabras más importantes del mes son: "helado", "carro", "vaca", "mico", "pacho" (gazpacho), "Poco" (Pocoyó) y "Cacá" (Camila). Hemos intentado que deje de decir que se llama "Cacá", pero lo máximo que hemos logrado es que diga "Caca-mimi". Lo curioso es que sí sabe escribir bien su nombre, pero luego, cuando lo lee, dice "Cacá".
lunes, 14 de septiembre de 2009
Primípara resfriada
La chiquita amaneció con mocos, así que se pierde la que iba a ser su primera mañana completa en la escuela. Estábamos avisados.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Letras y palabras
Desde hace un buen tiempo Camila conoce varias de las letras del alfabeto, sobre todo las de su nombre, y cuando está en la cocina, por ejemplo, juega con los imanes de la nevera, señala sus letras favoritas y dice palabras que conoce, como Tata, Iaia, Totó, Mamá, y OO, su favorita. A veces también señala letras que reconoce en portadas de libros y en letreros de la calle, y desde hace unas semanas reconoce algunas letras del teclado.
Pues bien, hoy la mamá estaba trabajando y Camila se le subió en las piernas, así que se le ocurrió poner la letra grande y hacerla escribir. Empezaron por las vocales, y luego la chiquita escribió Tata, que fue la que más rápido le salió, y luego Iaia, y luego Camila, aunque necesitó una pequeña ayuda con la L de León (Grrrr). Este monstruico no deja de sorprendernos.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Primípara IV
Hoy han sido dos horas de escuela. Y han ido mejor.
Mañana es festivo, así que la primera jornada completa (de nueve a doce) no será hasta el lunes.
Continuará...
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Primípara III
Para el tercer día cambiamos un poco la rutina. La mamá dejó a Camila en la escuela y el papá fue a recogerla. El cambio es más cómodo (para los papás, se entiende), pero no impidió que volvieran las lagrimitas... Poco a poco, nos decimos todos.
martes, 8 de septiembre de 2009
Primípara II
El segundo día de escuela ha sido más difícil. Camila quizá pensó que un día estaba bien, pero no dos, no se nos fuera a volver una costumbre...
Llegamos muy puntuales, de primeros, como conviene al título de la entrada, y Camila entró a su salón muy tranquila hasta que se dio cuenta de que iba a volver a quedarse sola. Nos quedamos un rato jugando con ella, pero cuando finalmente nos marchamos el llanto fue inevitable.
Según la profesora, lloró más que ayer, y se notaba en sus ojos, pero cuando regresamos estaba en el patio de recreo jugando tranquila y se despidió de todos mandando besos.
Por otro lado, Camila es la más pequeñita del curso (hay niños que le llevan casi un año) y eso se nota bastante en estos primeros días. Poco a poco se irá soltando.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Primípara
Hoy Camila estrenó colegio. Apenas estuvo hora y media, de 9 a 10.30 de la mañana (así serán los primeros días, los de "adaptación") y según el informe de la profesora, aunque ha llorado un poco (ha plorat una mica), en general todo ha ido bien (força bé).
El comienzo fue relativamente fácil. Llegó puntual, abrazada a su morralito y menos extrañada de lo que esperábamos. El único inconveniente fue que un compañerito (uno de los "grandes") no paraba de llorar y llamar a su mamá, y Camila no parecía muy convencida de querer quedarse en un lugar (por muy lleno de juguetes que estuviera) que tenía semejante efecto sobre los alumnos antiguos. Luego... bueno, luego, los papás prácticamente se escabulleron al primer descuido, y hora y media después, cuando regresaron, la chiquita parecía muy integrada y hasta se había agenciado una galleta.
Dejar a Camila solita fue una experiencia extraña. Hasta ahora únicamente se había quedado sola con sus abuelitas y, el miércoles pasado, mientras nosotros íbamos a la reunión de padres, con sus tíos Walkiria y Leonardo, a los que ha visto montones de veces. Lo de hoy era otra cosa.
Como la escuela está a veinte minutos de casa y todavía está haciendo bastante calor, decidimos pasar la espera desayunando en un bar cercano y no nos habíamos acabado de sentar cuando sonó el teléfono: no era de la escuela, por supuesto, pero por la cara con la que nos miramos fue evidente que los dos nos habíamos imaginado a la chiquita (por un instante otra vez "la bebé") llorando desconsolada.
Al final, resultó que sí había llorado (una mica, como hemos dicho), y quizá para compensar esas lagrimitas antes de regresar a casa pasamos por el parque y fuimos a comprar frutas.