Camila llevaba varios días realmente entusiasmada con la idea de la visita de los reyes. Se la pasaba diciendo "vienen reyes", y a todo el mundo le contaba que les había enviado una carta y les había pedido una pelota. Hoy, por fin, llegaron al pueblo y fuimos a recibirlos. En la noche, uno de ellos vino a casa a traerle los regalos y la chiquita estaba maravillada. Todo iba perfectamente, hasta que el rey quiso cargarla y Camila se puso a llorar a mares. No hubo manera de consolarla, así que al final el rey se despidió sin más. Camila se calmó al instante y abrió sus regalos feliz, pero la experiencia no salió como esperábamos. El próximo año nos lo pensaremos mejor antes de invitar a los reyes a casa.
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martes, 5 de enero de 2010
Reyes
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1 comentario:
Camila es de las que no acaban de aceptar a la realeza española... jaja
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