Es un hecho que Camila ya es una parlanchina profesional: ya cuenta y repite historias, hace chistes, mete la cucharada en las conversaciones de los demás, argumenta, chantajea, pregunta todo el día por qué, por qué y por qué, etc., pero aún así, no deja de desconcertarnos con las cosas que se inventa y las frases que suelta sin que podamos explicarnos de dónde las ha sacado.
Hace un momento, por ejemplo, la regañamos y se fue enfadada a su cuarto diciendo "Nadie me quiere, nadie me quiere". Se nos encogió el corazón.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Chantaje
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