Y se terminó el 2010. Se puede decir que fue el primer cambio de año consciente de Camila. Ya entiende muy bien el calendario y cómo es el paso de los meses y las estaciones, y celebró el fin de año con todas las de la ley. Trasnochó, comió pavo, comió uvas (con limón, el toque personal), le deseó feliz año a todo el mundo, incluidos sus muñecos, y el primero de enero estuvo en plan locha todo el día, armando rompecabezas con los papás y viendo películas. Incluso hizo una lista de propósitos para el 2011, que incluyen comer mejor, y, cosa curiosa, lo está cumpliendo.
Los últimos días del año los pasó algo resfriada y con un poco de fiebre, pero fuera de eso, ha estado de un ánimo excelente, sacándole provecho al máximo a las vacaciones y muy pero muy simpática. Los papás trabajamos mucho menos con ella aquí en casa, pero nos lo pasamos de maravilla oyéndole todas las ocurrencias que tiene.
Desde aquí, un feliz año para todos.
sábado, 1 de enero de 2011
Feliz año
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