jueves, 3 de febrero de 2011

Jugar con papá



Desde pequeña a Camila le gusta coger el control de la Xbox y espichar los botones. Cada vez se interesa más por los juegos y de hecho hay un par que ya hemos terminado los tres juntos, juegos especiales para niños, claro. Ahora tenemos el Kinect, que no se controla con mando sino con la mano, y Camila cada vez lo hace mejor. Por ejemplo, tiene una leona virtual que bautizó "Bonita" y le encanta darle de comer, limpiarla o enseñarle a hacer saltos y piruetas. Es muy divertido verla jugar.

Ayer el papá se encontró un artículo sobre un estudio que hicieron con niños que juegan a la consola con sus papás que concluyó que las niñas (pero no los niños) tienden a ser más felices, a ser más juiciosas, a exteriorizar más las cosas, a estar muy conectadas con sus familias y a valorar mucho el tiempo que pasan con sus papás.

Evidentemente nos pareció muy curioso. Y es que a Camila le gusta mucho jugar con su papá. Hoy, por ejemplo, la mamá tenía que salir un par de horas y papá ya le había dicho que jugaría con ella y la leona, y Camila estaba tan ansiosa, que varias veces durante la tarde le dijo a la mamá: "Vete ya a recoger a la Iaia", o "Mejor vete rápido". Como diría ella, "estaba muerta de jugar".

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