Pero las arañas no fueron los únicos bichos que tuvimos en casa estos meses. Desde que Camila tuvo pijos por primera vez, en 2011, la han vuelto a visitar unas cuantas veces. Siempre ha sido muy fácil acabar con ellos, pero este año sí que nos costó. Le hacíamos el tratamiento, parecía ya limpia del todo y de repente volvía a aparecer un nuevo piojo, con lo cual teníamos que comenzar de nuevo.
Lo cierto es que hemos perdido un poco la paciencia y ya ni Camila se aguanta tanto tiempo de "hacer caminitos" ni la mamá tiene tiempo de dedicarle tanto tiempo. Ya no pasan horas en el balcón contando historias de piojos o viendo pelis mientras la mamá le busca huevitos sino que siempre es a última hora o un ratito de afán.
Pero por fin, cuando ya la mamá había amenazado con cortarle el pelo si volvía a encontrarse otro miserable bicho, volvió la calma, o eso parece.
Aquí Camila en pleno tratamiento para librarse de sus molestos inquilinos. (Camila no quiere poner la foto, pero la mamá le dice que se ve guapísima y que además en unos años, cuando volvamos a ver la foto, nos reiremos acordándonos de estos meses de lucha).
lunes, 17 de agosto de 2015
Piojos, una vez más
sábado, 15 de agosto de 2015
Arañas
En marzo encontramos una araña y decidimos tenerla de "mascota", y pronto tejió su telaraña y comenzamos a darle comida.
Cuando juegan solos
Al igual que Camila a su edad, Jacobo prefiere jugar en el salón o cerca de los papás, pero a veces se va a jugar solito al cuarto y se entretiene un buen rato, sobre todo con las matriuskas o con algún juguete de los cajones (o con alguna cosa con la que no debería jugar, todo hay que decirlo, como los legos de la hermanita o la caja de kleenex).
Pues bien, hace poco lo pillamos jugando con la muñeca de peinar de Camila con sus gafas puestas. Para morirse de la risa.
La Sagrada familia
El otro día fuimos a visitar la Sagrada familia con los amigos de Barcelona. La vimos como siempre, enorme y en construcción:
Pero nos hicieron una visita guiada especial para niños y centrada en la relación del edificio con la naturaleza, así que pudimos ver detalles que hicieron que la visita fuera más especial. Estos fueron unos de los que más le gustaron a Camila:
Día de Camila 2015
Y por fin llegó el esperado día. Camila tuvo su desayuno en la cama y sus regalitos, aunque la pobre tuvo que desayunar corriendo, pues en todo caso tenía que ir al cole.
La recogimos a medio día y fuimos a Mataró a comer y luego a saltar y saltar durante más de una hora.
El espacio era todo prácticamente para nosotras solas. Quedamos agotadas, pero con ganas de volver.
viernes, 14 de agosto de 2015
Desde atrás
El otro día íbamos por la calle y Camila y yo nos quedamos atrás y vimos a nuestros chicos así:
Adeu!
Se terminaron las clases de natación. Camila ya sabe nadar muy bien y no quiere seguir. Nos da penita dejar de ver cada semana a los amiguitos de la piscina, pero lo cierto es que últimamente, con tantos niños en su clase y con tanto jaleo en los cambiadores, no se divertía tanto (lo que más le divertía era quedarse jugando a la salida).
El último día le dieron su título de caballito de mar naranja. Y ella le dio un dibujo de despedida a Gerard, su simpático profesor.
martes, 11 de agosto de 2015
Nuestros queridos pufs
Y es que no hay día que no disfrutemos de ellos. Ya sea leyendo, recochando, viendo pelis, haciendo "lochita", haciéndonos masajes, escondiéndonos debajo y, cómo no, saltando.
El otro día le hicimos prometer a Camila que cuando tenga hijos les comprará un puf (aunque acaba de decir que cuando se vaya de la casa y se independice se llevará uno, o los dos...).
Lo que hace un osito de goma
Ya hemos contado varias veces lo difícil que es en esta casa que los chiquitos se tomen los remedios. Pues bien, ahora podemos contar que se terminó la pesadilla (al menos con Jacobo).
Jacobo encadenó la faringitis que le comenzó en Viladrau con una bronquitis acompañada de conjuntivitis, así que entre la cortisona, el antibiótico, el suero y las gotas estábamos todos medio desesperados. El pobre veía la jeringa y comenzaba a llorar y teníamos que forzarlo entre los dos, evitando que cerrara la boca, que escupiera, que cerrara los ojos... En fin, un desastre.
Pero un día se nos ocurrió ofrecerle un osito de goma y, nunca mejor dicho, santo remedio. Muy rápido conseguimos crear la siguiente rutina: cuando llegaba la hora del medicamento le dábamos su osito ("ochito"), él lo tenía en la mano, se recostaba en su sillita favorita, se tomaba el contenido de la jeringa como si nada y al terminar se levantaba aplaudiendo, daba dos giros bailando y se comía su gomita. Absolutamente increíble.
Eso fue en mayo, y por suerte después de esas dos semanas en las que estuvo tan malito no hemos tenido que volver a darle ningún remedio, pero por si acaso mantenemos una bolsita de ositos en la nevera como si fuera un tesoro.
Viladrau
Antes de que naciera Jacobo hicimos un paseo de tres días a Viladrau. No escribimos una entrada en su momento, pero a los tres nos pareció de los paseos más bonitos que hemos hecho y siempre hablábamos de repetirlo.
Este año por fin volvimos, y aunque el hostal en el que nos quedamos cambió de dueños y la estancia resultó un poco decepcionante (empezando por la ausencia de la cama elástica que tanto añoraba Camila), el pueblo sigue siendo bonito y el entorno maravilloso.
El primer día paseamos por Viladrau y estuvimos un buen rato en los parques a los que habíamos ido con Camila más pequeña.
La noche anterior Jacobo ya había tenido un poco de fiebre, pero esa tarde comenzó a ponerse peor (de ahí esos cachetes colorados con los que sale en la foto), y en la noche se puso fatal, así que el tercer día nos devolvimos temprano para poder llevarlo al pediatra, que le diagnosticó faringitis.
Así que el paseo quedó interrumpido y no pudimos repetir la caminata por el bosque cercano al hostal, donde habíamos visto el Castanyer de las nou branques.
Ahora que buscamos las fotos del viaje del 2012 recordamos lo bonito que fue y lo bien que lo pasamos y nos volvieron a dar ganas de ir.
domingo, 9 de agosto de 2015
Colonias
Desde que Camila entró en segundo de primaria nos anunció que este año sí quería ir a las colonias. Durmió dos noches fuera de casa y la experiencia le gustó mucho, aunque los días previos estuvo un poco nerviosa y llena de preguntas, como qué iban a comer o cómo iban a bañarse, si chicas por un lado y chicos por otros. Incluso la noche antes de irse dijo "tengo un poquito de miedito", pero a continuación concluyó: "pero quiero ir". Valió la pena.
Helao
Sin duda una de las palabras favoritas de Jacobo es "helao".
Aprendió a decirla en mayo y desde entonces no ha parado. Cuando va por la calle detecta todos los carteles de helados que hay a la vista y los señala: "helao", o si en alguna película o anuncio aparece uno, no se le escapa. Incluso podemos decir que las primeras construcciones que ha hecho con duplo que tienen verdadera forma y significado han sido helados. Él mismo los construye y luego se los "come". Y también disfruta un montón con los helados caseros que hacemos con Camila.
Lo más gracioso es que cuando quiere uno dice feliz "helao", y saca la lengua y reproduce el movimiento de chupar un helado imaginario. Nos hace reír muchísimo.
Ya probó los deliciosos helados de Canet y quedó enganchado, como todos los primitos, así que cuando visita a la Iaia no perdona, y si sale con ella a la calle va directo a la Gelatería: "helao".