martes, 11 de agosto de 2015

Nuestros queridos pufs

Y es que no hay día que no disfrutemos de ellos. Ya sea leyendo, recochando, viendo pelis, haciendo "lochita", haciéndonos masajes, escondiéndonos debajo y, cómo no, saltando.







El otro día le hicimos prometer a Camila que cuando tenga hijos les comprará un puf (aunque acaba de decir que cuando se vaya de la casa y se independice  se llevará uno, o los dos...).


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