Definitivamente Camila es Ela para Jacobo. Después de meses en los que no le decía de ningún modo, cuando por fin le puso ese nombre, Ela se ha vuelto quizá la palabra que más dice Jacobo a lo largo del día: "Ela ven", "Ela, aquí", "Ela, no", "Ela ven", "Ela, no", "Elaaaaaa"... Todo el tiempo pregunta por Ela, o le echa la culpa de alguna cosa, o quiere enseñarle algún juego que se ha inventado, o quiere compartir con ella la comida, o quiere que vaya con él a recochar en la cama de los papás, o quiere que se acueste al mismo tiempo que él: "Ela", "Ela" y "Ela".
Y es que pese a los pequeños momentos en que tiene celos de ella, o en que le da rabia que le coja algún juguete o que se siente en su sitio o que lo regañe cuando hace algo malo, Jacobo adora a su hermanita. ¿Y qué podemos decir de Camila? Que pese a que no la deje dormir al irse a la cama, o que a veces la despierte en la mañana, o que le quite sus cosas, que la empuje si ve que la mamá la está abrazando o que le impida tocar el Ipad, es una hermana entregada y le encanta enseñarle cosas, recochar con él, hacerle dibujos de sus personajes favoritos, recogerlo en la guardería, mostrarle todo lo mostrable, etc.
No sabemos si es porque son niño y niña o porque Camila ya es lo suficientemente grande y madura y paciente como para no pelear con un todavía bebé, pero se llevan realmente bien. Ojalá les dure.
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