Meses de silencio, pero volvemos así de repente con un par de cosas que si no escribimos seguro se nos olvidan:
El otro día Camil dijo: "me encantaría ser actriz famosa para que hicieran una figurita de lego mía"
El viernes pasado fuimos al estreno de Los últimos jedi. Los chiquitos se disfrazaron (Camila con más vergüenza que Jacobo) y pasamos todos un buen rato. Justo a la salida Jacobo dijo: "me gustaría que Kylo Ren se volviera bueno y se fuera a vivir con su mamá y su papá... que no lo hubiera matado". Ashh a nuestro Trooper parece que lo tienta el lado bueno...
El otro día Vero nos contó que le había preguntado a Matías si sabía qué quería ser cuando grande, y la respuesta fue simpatiquísima (no la cuento aquí para así forzar a Vero a que haga una entrada en su blog). Como me gustó tanto la idea, quería hacerle a Jacobo la misma pregunta a ver con qué salía. Hoy veníamos en el coche y Jacobo estaba muy comunicativo y me acordé. Hay que aclarar que Jacobo está hablando muchísimo, MUCHÍSIMO, aunque un poco a su manera, y a veces no se le entiende ni papa. El diálogo fue más o menos así:
-Jacobo, ¿tú que quieres ser cuando grande?
-XXX La fuercha XXX XXXX XXXX woke.
-¿Qué? No te entindo
-XXX XXX La fuercha.
-¿La fuercha?
- Sí, la fuercha, como Dar Veirde y Luc Ecai Woke... Achí, mira:
Entonces lo miré por el retrovisor y lo vi, con el brazo estirado y la mano abierta. Y entonces lo entendí todo.
Traducción (siguiendo el ejemplo de Camila en un cuento que escribió hace unos días):
-Usar la fuerza, como Darth Vader y Luke Skywalker.
Este Sant Jordi 2017 fue muy especial. Invitaron al papá a firmar libros en la parada de la librería del pueblo, y no estuvo mal, es más, Razones fue el libro arenyense más vendido de este año. Y Jacobo también triunfó, pues salió a la calle disfrazado de Sant Jordi y la gente se lo celebró muchísimo. Y pese a su timidez, cuando lo filmaron para un video, no se cortó. Ojo al minuto 8:42.
Hace unos días Camila nos preguntó si podía hacer una fiesta de pijamas y le dijimos que sí. Invitó a 6 niñas y pensamos que alguna fallaría, pero no, pudieron todas, así que terminamos montando un fiestón de pijamas: mímica, disfraces, maquillaje, una obra de teatro, Mario Party, el juego de la nata, pizzas hechas por ellas, peli, palomitas, helado, Mister Bean, cama franca y el exitazo de la noche: pulseras fosforescentes hasta las 2 de la mañana. Y todo esto acompañado de risas, y canciones, y gritos y risas y más gritos, para qué lo vamos a negar. Ah, y de un poco de vómito, pues por desgracia dos de las niñas se pusieron malitas por algún virus que ya traían del cole.
Hace dos años, cuando mezclaron los cursos, Camila lo pasó un poco mal, pero lo cierto es que ahora se siente muy bien y tiene amigas en las dos clases. Son muy distintas a ella, pero se entienden bien y se ve que se quieren. Y en la fiesta se lo pasaron de maravilla. Todas quieren repetir.
Jacobo no se quedó atrás, se fue ese día a dormir a casa de la Iaia y también se lo pasó muy bien: pan, peli, baño, colchón nuevo...
Lo gracioso fue que al otro día vio las fotos y preguntó ¿Y yo dónde estaba? ¿por qué no estaba aquí con las amigas de Camila? Por la noche también le dimos pulseras fluorescentes, pero, cómo no, para él no fueron exactamente pulseras:
Ayer vino el conejito de "cuacua", como le dice Jacobo, y dejó un montón de huevitos de chocolate escondidos entre los juguetes siguiendo la tradición. Jacobo fue el primero en levantarse y despertó a Camila para ir corriendo a buscarlos juntos, estaba muy entusiasmado. Por la tarde pintamos unos cuantos huevos de verdad y seguimos comiendo huevos de "cholocate", o "huevitos de cuacua", como les decimos de cariño por influencia de Jacobo.
Actualización: Aquí va la foto de los huevitos de este año. Jacobo estaba muy orgulloso de su huevo del Barça. Nos dejó sorprendidos.
Ayer fue un bonito día, y por la noche los papás hablamos sobre lo importante que será para el futuro la relación tan especial que tienen los dos chiquitos. Quizá Jacobo no se acordará tanto, pero Camila sí. Juegan mucho juntos, se hacen bromas, se cuentan historias en la cama o en la bañera (ayer estuvieron casi una hora), se acompañan, se ayudan y hasta confabulan... Anoche ya estaban acostados y cuando los papás ya estábamos viendo una peli en la sala, vinieron a pedir dormir los dos en nuestra cama y les dijimos que sí. Pensábamos pasarlos luego, pero al llegar y verlos durmiendo abrazaditos desistimos y nos pasamos a sus camas.
Me acordé de una foto que les tomé un día que durmieron conmigo aprovechando que papá estaba en Colombia, y al buscarla encontré este video que les hice justo antes de acostarse. Me encanta su buen rollo.
Y esta era la foto que buscaba. Pensándolo bien, duermen tan juntitos que cabríamos los cuatro...
Cuando Jacobo quiere conquistarnos, o más bien chantajearnos, nos pide las cosas poniendo su carita tierna. Ya sabe que le funciona, y si por ejemplo quiere un chocolate, o jugar a algún juego especial, o que le lean un cuento, inclina su carita hasta casi apoyarla en el hombro y pregunta "¿Sí?", y todos cedemos.
El otro día la mamá estaba de espaldas a Jacobo en casa de la Iaia, ocupada lavando alguna cosa en el lavaplatlos, y él intentaba convencerla para ver una peli antes de dormir. La mamá le decía que no, que ya era tarde, que era hora de dormir, etc. Y de repente Jacobo le dijo: "Pero mírame, porque estoy haciendo caritas". Claro, sin contacto visual no lograba el efecto esperado.
Esta es su carita tierna. Aquí pidiendo que lo cargaran porque estaba "muy cansadito". ¿Cómo negarse?
El otro día releímos con Camila una entrada que nos hizo mucha gracia de cuando jugábamos a que ella era una doctora y yo su paciente y me recomendaba tratamientos experimentales.
Ayer jugamos a que Jacobo era el doctor, y me estaba curando todo tipo de males: dolor de rodilla, dolor de panza y hasta dolor de ombligo, algo que nunca antes había tenido... En un momento, después de tomarme la tensión, me ofreció un frasco con un remedio y me dijo, "tómatelo todo". Yo, una paciente muy obediente, me lo bebí y le dije "este no sabe tan mal". Entonces el doctor me miró con sus ojitos traviesos y me dijo al oído: "Era veneno", y se partió de la risa.
Definitivamente no les veo mucho futuro en el campo de la medicina.
El otro día el papá estaba arreglando su escritorio y se encontró con este papel. No tiene fecha, pero debe ser del verano de 2015. Es un problema inventado por Camila.
Nos encanta, con sus errores, sus catalanismos, su chica y su guardia.
La mamá estaba colgando la ropa en el balcón y Jacobo pasó a saludarla. El chiquito preguntó que había ahí abajo, y la mamá le dijo que el patio de los vecinos, pero que era muy alto, y muy peligroso, que no había que asomarse ni tirarse nunca. Y Jacobo dijo: "Matías un día se asomó, yo estaba aquí", y es cierto, un día Matías, nuestro amiguito más intrépido, se asomó un poco y nos dio un buen susto. Y Jacobo concluyó: "Cuando venga Matías, cerramos la puerta".
La ida a la cama ha pasado por todo tipo de técnicas: Cuando Camila era hija única, la mamá le contaba algún cuento inventado, o le leíamos alguna cosa. Luego aprendió ella solita a irse a dormir, y se quedaba mirando algún libro durante un rato, luego aprendió a leer, así que leía y ella solita se apagaba la luz después de un rato, o la encontrábamos dormida con el libro encima, luego llegó Jacobo y las dinámicas cambiaron un poco, luego comenzó a compartir habitación con Jacobo, pero teníamos que dormirlo a él en la cama de los papás y luego pasarlo a su cuna, para que ella pudiera leer. Luego Jacobo comenzó a irse a la cama con figuritas de Pa pa pam y jugaba un poco mientras Camila leía y al final se quedaba dormido. A veces él también cogía un libro y se quedaba mirándolo hasta que Camila apaga la luz. Aunque ha habido etapas en las que pese a estar ya a oscuras seguía jugando y molestando y no dejaba dormir a Camila, así que ella se pasaba enfadada a la cama de los papás, u otras en las que ha exigido cambio de camas, y sólo quería dormirse en la cama de Camila, u otras en las que se quedaban jugando y hablando y muertos de la risa y teníamos que llamarles la atención aunque nos encantaba que estuvieran tan compinches.... en fin, ha habido de todo menos rutinas.
Últimamente la ida a la cama es maravillosa. Desde que se están lavando los dientes Jacobo comienza a preguntarle a Camila si le va a contar un cuento, y ella le dice, en plan hermana mayor: "si te lavas rápido los dientes sí", o "apúrate, has un pipi o no hay cuentos....". Y luego se acuestan cada uno en su camita y, con la luz apagada, Camila comienza a contarle historias inventadas o historias modificadas. A veces Jacobo se pone exigente y pide que le cuente una historia de Spiderman, por ejemplo, o una de Pa pa pam, y Camila tiene que improvisar. Esta nueva etapa nos encanta, y aunque sean las 10 y media de la noche, nos cuesta ir a regañarlos por no haberse dormido.
Anoche la mamá se acercó y al escuchar a Camila se conmovió muchísimo, pues le estaba contando a su hermanito una de las historias inventadas por ella que quizá es la que más veces les ha contado a los dos: La cebra que sólo comía paja.
Rápidamente sacó el móvil y comenzó a grabar. Ya estaban terminando, pero fue muy bonito. Jacobo pidió otro cuento y Camila dijo que no, pero cedió prácticamente de inmediato, Jacobo no tuvo que insistir, y le contó uno nuevo inventado por ella.
Aunque no se vea nada, y quizá no se entienda del todo bien, nos los imaginamos en unos años muertos de la risa oyendo sus voces.
El viernes llovío todo el día y por lo tanto cancelaron la fiesta del cole con las familias, aunque los chiquitos sí fueron disfrazados por la tarde. Jacobo con su segunda piel, el disfraz de Supermán, y Camila de payasita. Estaba tiernísima.
Y el sábado salimos un rato a la calle a ver las comparsas y a pasear con el cocinerito y una gata improvisada que quedó bastante bien.
De las cosas bonitas de tener este blog es releer entradas viejas y recordar cosas olvidadas. El otro día leí una entrada sobre un "mensaje" que nos dejó Camila cuando no tenía ni un año. Desde que aprendió a escribir, de vez en cuando nos sorprende con otro tipo de mensajes y dibujos que nos siguen enterneciendo.
Tras una búsqueda rápida reuní unos cuantos de los que nos ha escrito últimamente. A veces nos los deja escondidos en la billetera, a veces los deja por ahí a la vista, o, como en el último caso, los encontramos en el buzón. Siempre nos alegra la vida.
Al volver del cole Jacobo se fijó en una baldosa rota en la entrada y dijo: "Esto está un poquito roto, ¿quién lo rompió?" Yo le contesté que no sabía, que un día había aparecido roto, y Jacobo dijo: "Fue Trum, yo creo".
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Actualización:
Han pasado unos días y Jacobo sigue diciendo cosas curiosas con Trump, pero quizá mejor las añado aquí en lugar de hacerles entrada nueva:
La mamá estaba viendo una noticia sobre el Brexit y aparecía una foto de Theresa May un poco malencarada. Y Jacobo preguntó: "¿Esa señora es amiga de Trump?"
El otro día estábamos tomando el aperitivo en Canet, unos mejillones a la sal que nos encantan, y estábamos hablando de Trump. De repente Jacobo preguntó si Trump mataba gente. Le dijimos que no, que no mataba a nadie (por ahora), y preguntó si tenía pistolas. Le dijimos que no, que no tenía pistolas, y entonces, tal vez con la certeza de que si es malo tiene que tener armas, volvió a preguntar: ¿Entonces tiene espadas? Nos reímos mucho. Aunque de inmediato alguien señaló que tiene misiles, lo cual no es tan gracioso.
Hoy, 14 de febrero, Jacobo cumplía medio añito más y, siguiendo la tradición familiar, había que celebrarlo. La celebración en serio la haremos el próximo sábado, cuando el papá haya vuelto de Colombia, pero en todo caso hoy le le hicimos la cena que quería (sardinas y gazpacho), y le dimos un librito de regalo.
Antes de dormir le dije en broma: "Ay chiquitín, ¿será que cuando seas grande te gustará seguir celebrando el día de Jacobo con tu hermanita y tus papás o será que preferirás celebrar con tu novia San Valentín?" Obviamente él no tiene ni idea de lo que es el día del amor y la amistad, así que Camila y yo casi nos morimos de risa cuando contestó sin dudarlo: "Chan Valentín".
Este fin de semana a Jacobo le tocó el Cançoner de la clase. Cuál no sería mi sorpresa cuando pusimos la música y Camila se puso a cantar. Se las sabe absolutamente todas. Le dije: "Vaya, te las sabes", y me contestó: "Claro, yo también hice por P3".
Desde hace unos meses el "tío" llegó para quedarse. Jacobo volvió del cole diciendo frases como "Sí, tío", o "fui yo, tío", e inevitablemente nos moríamos de la risa con ellas, con lo cual, más las decía. A veces también usaba "colega", y pensábamos: ahora sólo falta que comience a decir "parce".
En fin, que lo incorporó a su vocabulario del todo. En diciembre fue muy gracioso cuando fuimos a visitar al tío Juan Felipe y a los primitos a Caen y al bajarse del coche lo primero que dijo fue: "Hola tío". Y el tío le contestó sonriente: "Hola sobrino", pero tuvimos que aclararle que no era precisamente ese "tío" al que se refería.
Y así ha seguido, haciendo el show delante de la gente, diciéndole al mesero: "esto está muy rico, tío", o a la de la peluquería: "Yo no quiero, tío", o tras ganar una partida de algún juego: "Yo gané tío". Llegó incluso al extremo de jugar al escondite contando: "uno, tío, dos, tío, tres, tío...."
Pero lo de este fin de semana fue curiosísimo. En esta familia, en la que pecamos en el uso de diminutivos y todo el tiempo decimos cosas como: "Holita" "tengo friito", "tengo sueñito", "cómete una mandarinita", "ponte la chaquetica", e incluso, el que pasará a la historia, "un apartaestudiíto", de repente Jacobo comenzó a decir "tiíto".
Cuando decía las frases con tío, ponía una cara de pillín que era de risa. Ahora que dice tiíto, así ponga su cara de malo maloso, no llega ni a malito.
Desde el año pasado Camila tiene clase de huerto en el colegio. Ya había traído alguna cosa, pero la semana pasada vino con una buena cosecha: apio, col, brócoli y patatas.
Llevamos un par se semanas en las que todos hemos estado malitos. Comenzó Jacobo, y quizá porque hace mucho tiempo no se enfermaba, el truco del osito no funcionó y con solo ver el Apiretal se ponía a gritar.
Con 38,7 de fiebre, mocos y tos, seguía empeñado en que no estaba enfermito para no tener que tomarse ningún remedio. La mamá le dijo: "cómo que no, claro que estás enfermito, mira cómo estás, mira qué cara tienes". Y Jacobo contestó: "si yo no me veo". Y era cierto, así que la mamá le tomó esta foto con el móvil para mostrársela. No sirvió de mucho, pero nos hizo mucha gracia.
En esta familia la verdad no vamos mucho "de compras", pero el otro día las dos chicas nos fuimos de rebajas y lo pasamos muy bien.
Merendamos, buscamos una camiseta para Jacobo, yo ayudé a Camila a elegir su reloj nuevo y ella me asesoró en la compra de una piyama como si fuera una experta, comentando los materiales, los colores, burlándose de modelos feos, etc. Divina.
(Ahora que me acuerdo, estábamos en una tienda de ropa interior y me dijo: "pero en realidad para qué sirven los sujetadores, yo no lo entiendo". Esta chiquita grandota ya no dice tantas ocurrencias o cosas chistosas como cuando era pequeña, pero a veces se le escapa alguna).
Jacobo reconoce a Trump cuando lo ve en la tele. Si vemos el noticiero y aparece, lo señala y dice "Mira, es Trump". La sorpresa fue cuando dijo "Trump es malo" (enseñanza de Camila), y luego dijo: "Trump es rojo" (cosecha propia). Y tiene razón.
Nos encantan los puzzles, a los cuatro, y últimamente Jacobo se muestra más interesado que nunca. Ayer, por ejemplo, mientras Camila hacía los deberes, el chiquitín decidió acompañarla y armar él solito todos los puzzles que encontró a mano. Estaba super orgulloso: "Yo solito". media hora después de tomar la foto ya ocupaba parte del pasillo. Por suerte luego ayudó a recogerlos todos.
Y este era el último borrador, de febrero de 2016.
A Jacobo le encanta disfrazarse de Supermán. Desde que era pequeñito se ponía el disfraz que le mandamos hacer a Camila, y lo usaba día sí y día no, aunque le quedara enorme. Teníamos que lavarlo todo el tiempo y confieso que muchas veces le mentía cuando preguntaba si el disfraz estaba limpio para evitar ponérselo otra vez. Y eso que me encanta Supermán, pero es que quería tenerlo puesto tanto en invierno como en verano, así se muriera del calor.
El otro día ya estaba vestido y vio que el disfraz estaba entre la ropa que acabábamos de descolgar del balcón. Pidió ponérselo, y le dijimos que no, que ya estaba vestido, que mañana... lo típico. Y al ratito vimos cómo se mojó de aposta la ropa que tenía puesta y nos dijo "Toca lavarla".
.......
Dos años después se sigue poniendo el mismo disfraz (qué buena calidad), y la ventaja es que ya no es el único que tiene, así que a veces se disfraza de Batman, a veces de Spiderman, a veces de Bombero y, claro, de Pa pa pam.
Esta entrada tenía fecha del 18 de noviembre de 2015:
Pa pa pam. Así es como llama Jacobo a la Guerra de las galaxias. Cuando quiere jugar con alguna de las figuritas de lego, o cuando quiere ver algún capítulo de Star wars de lego en internet, o cuando quiere oir una de sus canciones favoritas, eso es lo que dice con su voz de bebé: Pa pa pam.
Esta es una de esas cosas que nos producen una ternura infinita y que sentimos que si no dejamos por escrito lo más probable es que se nos olviden. Por ejemplo, cuando es la hora de dormir y nos dice Pa pa pam y nos lleva de la mano a escoger las figuritas de lego con las que quiere pasar la noche (porque últimamente ha cambiado de compañeros de cama y sus favoritos son "Chuaca", "Chipipio" y"Turito").
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Más de dos años después, aunque Jacobo ya podría decir Star Wars o La guerra de las galaxias (a su manera, se entiende), Pa pa pam se quedó Pa pa pam. Y Jaco es casi todo un experto en la materia, o casi un friki, dirían algunos. Se sabe los nombres de un montón de personajes, distingue quienes son los buenos y quienes los malos y le encanta disfrazarse. Por sus preferencias, parece que lo tienta el lado oscuro.
Listo, ya recogí a Jacobo. Lo primero que hice fue revisar los borradores, y me dio risa encontrar esta entrada guardada. No sé por qué no la publiqué, supongo que simplemente porque me faltaba descargar las fotos, pero me hace sentirme más culpable aún... era noviembre de 2015 y quizá si al final hubiera publicado esta entrada cargada de buenas intenciones el blog no habría estado tan abandonado.
Así que aquí va, la publico tal como la encontré, aunque sumándole un par de fotos. Se me ocurre que lo que puedo intentar es ir contando las cosas nuevas y de vez en cuando poniendo cosas viejas. A ver si funciona.
Horror. Volvió a pasar... Varios meses sin actualizar el blog y las entradas se acumulan en borradores o en la cabeza y otras tantas ya se perdieron en el olvido... Pero bueno, sigo en mi empeño de no abandonar el blog y así sea poco a poco quiero contar algunas cosas de estos meses. Nada mejor que comenzar por las vacaciones, ya tan lejanas pero que ahora al ver las fotos he vuelto a disfrutarlas.
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Tuvimos pocos días de vacaciones los cuatro al tiempo, pero aprovechamos para hacer una escapada a la montaña con los primitos, el tío Juan Felipe y la Iaia. Estuvimos en una casa rural muy bonita perdida en medio del Montseyn. Comimos rico, jugamos, disfrutamos de la piscina, caminamos, leímos muchísimo y descansamos.
Los primitos jugaron de a dos, de a tres de a cuatro y de a cinco. Daba gusto verlos. Pasaron horas en las tumbonas de la piscina jugando entre las toallas, o construyendo una casita con palos, o tranquilitos leyendo cada uno en su kindle en las tumbonas del jardín. Y, como no, muy dedicados a Jacobo, que se sabía el centro de atención e iba eligiendo con qué primito jugar. Y mientras tanto, el papá y la mamá leyendo los dos al tiempo, algo que últimamente había sido casi imposible.
Ya está, decidido, retomamos el blog. Desamos seguir registrando, entre otras cosas, momentos, fotos, chistes y recuerdos bonitos que no queremos que luego se nos olviden. Ya bastante culpables nos sentimos por haber abandonado el blog todo este tiempo y en cierta forma haber dejado una laguna en la memoria de esta familia como para dejar que esa laguna siga creciendo.
Hoy, 27 de enero de 2017 a las 17:38, con un resfriado que nos tiene hechos unos trapos, con el tiempo justo para ir corriendo a recoger a Jacobo de extraescolares (el único sano de la familia), The Darwin Way of Life vuelve a "abrir sus puertas".
